Día de Biblioteca

Hojear las láminas se transformó en nuestro deporte de sábado lluvioso, no hay nada mejor para subir el animo que tomar tecito dulce o visitar una biblioteca con una amiga.
La zona infantil nos llamaba con curiosidad, todos los adultos en su corazón esconden leer cuentos donde se vuelven a reencontrar con esos dragones y héroes con que soñaban en sus propias infancias, y no es cumplido ese anhelo sino hasta tener hijos, ser ellos esta vez los cuenta cuentos y ya no los oidores. 
Elegí un libro con la historia de un monito que le gustaba pintar, otro de los ratones, unos mas subidos de tono que hablaban sobre sexualidad responsable, el porno de los chacacurros. 
La mona lisa
Cuando una tiene la mente en las nubes siempre, cuando no se sabe que hacer, ni se entiende a los seres humanos, cuando se siente vergüenza ajena con las compras compulsivas de objetos y modas. En las mañanas me parecen mas maravillosos los cantares de las aves que pensar como humano, vestirme por mala costumbre adquirida y salir a la ciudad. No gracias.
Yo prefiero las cosas sencillas de la vida, pasear y disfrutar del cielo, una taza de té caliente, ir a la biblioteca, andar en bicicleta a orillas de lagunas o ríos, comer miel, palta o chocolate.
Para despedirme de esta segunda entrada, dejo a mi amiga Ismaela hojeando libros educativos interesantemente. A ver si nos hacíamos un amiguito en la zona kid.

Hablemos?
HA! ¡ya estoy grande me voy a donde el varquito de vapor! 

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