¡SOY UNA PERSONA! Y esto es lo que hacen las personas

No puedo, no quiero, no necesito, no tengo deseos, no me llama la atención. Pero tengo que hacerlo porque es el deber.
Cerrar las esferas de lo comprometido.
Dar cuenta de que empezamos para terminar.
Cuando me di cuenta que era una persona, me fue terrible, siento que se destapó un velo de verdad y no me gustó estar aquí en esta vida con este cuerpo.
Cuando fui consiente que soy una persona, lloré.
Lloré por el concepto de lo que significa ser una persona. De lo horrendo, de lo vulnerable, de lo sola y lo enredada que estoy.
Llore porque ser persona significa tener un rol que cumplir, un personaje que defender, un y solo un racimo de ideas que debo defender a muerte o sino me desintegro.
Ser una persona, y además ser una persona adulta es una locura.
A mis tiernos 17 escribí con miedo mi carta de renuncia a ser adulta... y no pasó nada.
Ser un ser vivo, vivir como humano, vivir en una ciudad, cumplir un horario, cumplir reglas sociales, cumplir objetivos, negar a la otredad, soportar lo que no me gusta.  Todo esto me pasó! y yo no lo quise.
Lo que me tranquiliza es cuando me dicen que somos el objetivo de algo mucho mas grande, que hay un plan que tiende al equilibrio y que nuestra existencia no es en vano.
Ojalá fuera así, para que no me estuviera gastando en escribir este par de líneas.

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